A finales del siglo XIX, emergieron manifiestos artísticos, inspirados por cambios radicales en sociedad y tecnología. Artistas innovaron, desafiando lo tradicional. El “Manifiesto del Futurismo” de 1909 inició la tendencia, seguido por dadaísmo, surrealismo, el constructivismo, el vorticismo y otros, cada uno con su manifiesto crítico hacia el arte convencional. En La Boca, con la llegada de los extraterrestres, la comunidad artística local se unió con los visitantes del más allá para crear un nuevo manifiesto. Este fue bautizado como: “El Manifiesto de las Estrellas”.
Manifiesto de las estrellas.
La Boca, 1979.
En el corazón de La Boca, bajo un cielo azul repleto de estrellas y sueños amarillos, nosotros, un grupo de artistas terrestres y vecinos extraterrestres, declaramos nuestro compromiso con una visión artística que une el espacio con el tiempo. El espacio, con la fusión de todas las culturas, orígenes y formas de vida que nacieron o eligieron renacer en este barrio. El tiempo, siendo conscientes de que todo sucede ahora, y en este instante, y el pasado es memoria y el futuro, imaginación. Por eso, usando la memoria y la imaginación, entrelazamos historias y tradiciones, mezclándolas con lo desconocido.
El arte en La Boca no es un acto solitario, sino una expresión de una comunidad que eligio esta tierra prometida donde la diversidad se convierte en nuestra mayor fortaleza.
Así , el arte es el espíritu del barrio, y cada imagen, relato, música, poesía y color que nace en este espacio es un reflejo del alma de La Boca.
Más allá de las fronteras nitidas de nuestro barrio, como el Río de la Plata, el Riachuelo, la Avenida Patricios y el Parque Lezama, nuestra visión trasciende este espacio y llega a toda la galaxia.
Aquí aprendimos de esta gigantesca escuela de solidaridad que nació en el conventillo y se extendió a todas las esquinas del barrio.
Nacimos todos en la inmigración, la resistencia, la pasión y los corazones que nunca se rinden.
Que siempre se hable de La Boca como el lugar donde la pasión, la solidaridad y el cálido abrazo del amor encienden cada corazón, tejiendo lazos que nos unen, haciéndonos sentir como fragmentos de una misma y gran alma.