La Boca, 27 de Febrero de 1979.
Recuerdo ese carnaval como si fuera ayer, aunque ya han pasado muchos años. Tenía solo 8 años en ese entonces, pero las imágenes, las música, las risas y las emociones de esos días están grabadas en mi memoria como si hubieran ocurrido ayer.
Ese año, el Carnaval en La Boca fue algo fuera de este mundo, literalmente. Los visitantes del espacio, que habían llegado a nuestro barrio, se unieron a nosotros para crear la fiesta más grandiosa que jamás habíamos vivido. Nunca supe si nosotros estabamos haciendo ese Carnaval para ellos, o ellos lo hacian para nosotros, de cualquier forma, todas las calles de La Boca se llenaron de una energía y alegría indescriptibles. Los disfraces eran una mezcla fascinante de nuestra cultura y la suya, creando un espectáculo de colores, luces y sonidos que parecía sacado de un sueño.
Pero no todos estaban allí para celebrar. Recuerdo haber visto a hombres con bigotes, algunos caminando, otros en Falcón verdes, observando y tomando nota de todo. Aunque era pequeño, podía sentir que no compartían nuestro entusiasmo. Había algo inquietante en su presencia, como si intentaran entender algo que estaba más allá de su comprensión.
Sin embargo, incluso la presencia de estos hombres no pudo opacar el espíritu del Carnaval. Eramos todos uno, bailando y cantando juntos en las calles, compartiendo momentos de alegría pura. Ese Carnaval nos unió de una forma increible, todos sentimos que más allá de nuestras diferencias, todos compartimos un mismo corazón.
Aquellos tres días fueron, sin duda, el mayor Carnaval de nuestra historia.