Sobre la historia del cuadro.
Según narra la tradición, en 1905, los fundadores del club no se ponían de acuerdo sobre que colores elegir para el joven club del barrio. Fue Juan Brichetto, trabajador del puerto y primer presidente de Boca, quien sugirió una idea tanto inusual como democrática: elegirían los colores de la bandera del primer barco que pasase por el puerto de La Boca ese día. El destino determinó que ese barco fuera el Drottning Sophia, de origen sueco. De esta casualidad nacen, de acuerdo a la leyenda, los colores de mi barrio.
Desde entonces, el azul y el amarillo no solo han adornado la indumentaria de los jugadores en innumerables partidos, tanto locales como internacionales, sino que se han transformado en símbolo de identidad y orgullo para el barrio y sus hinchas, cuya pasión trasciende las fronteras del barrio de La Boca y se extiende por millones a lo largo y ancho de Argentina, el mundo y más allá.