No quería promesas, ni palabras, ni miradas, ni un gracias. No quería regalos, ni joyas, ni flores, ni textos. No quería aplausos, ni elogios, ni reconocimientos, ni trofeos. No quería debates, ni discusiones, ni frases, ni silencios. No quería mañanas sin sol, ni tardes sin sombra, ni noches sin estrellas, ni cielos sin luna. No quería días sin encuentros, ni trabajos sin propósito, ni esfuerzos sin sentido, ni éxitos que no son compartidos. No quería libros sin historias, ni historias sin personajes, ni personajes sin defectos, ni finales sin sentido.
Solo quería un abrazo, y que se parezca a un gol de Boca.