La Boca, 1979.
La legendaria banda de “Las Xeneixes” era conocida en todo el barrio. Estas chicas, todas adolescentes, eran una mezcla explosiva de pasión, violencia, belleza, valentía y una feroz lealtad al barrio. Eran la paradoja viviente: con la misma mano que podían arrojar una piedra, podían acariciar el rostro de un anciano, brindar ayuda a un niño o cargar las bolsas del supermercado de un extraterrestre cansado.
Los domingos en la cancha, cuando el partido estaba en marcha y la tensión crecía, Las Xeneixes amenazaban a todos a cantar o morir. Si alguna hinchada rival osaba desafiar a Boca en su propia casa, estas chicas eran las primeras en agarrar palos y piedras. Se las podia ver por Almirante Brown corriendo a los hinchas de otros equipos, parando colectivos y haciendo requisas para descubrir si había alguien que no era de Boca.
Sin embargo, una vez que la adrenalina del partido se desvanecía y las luces del estadio se apagaban, el verdadero carácter de Las Xeneixes brillaba. Volvían al barrio y se convertían en las heroínas silenciosas de La Boca. Ayudaban a los ancianos a cruzar la calle, llevaban comestibles a aquellos que no podían salir de sus casas, y jugaban con los niños en las plazas.
Y así, en un barrio donde se entremezclaban pasiones, fútbol y extraterrestres, Las Xeneixes se ganaron un lugar especial en el corazón de todos.
“La verdadera fuerza no está en nuestros puños, sino en nuestros corazones. Si alguna vez hay violencia en nuestras acciones, es porque está fundamentada en un amor profundo y feroz por nuestro barrio. Nunca lo olviden, donde hay violencia es que también hay amor.” decia Lucía, la líder de Las Xeneixes en el año 1979. ¡Que año!