1. En una casa abandonada.

Volví a la calle Palos, una calle familiar de mi infancia, donde más que caminar, siempre corrí. Ahí estaba, como un fantasma del pasado, la vieja casa abandonada, que parecía aferrarse a sus secretos. Un halo de misterio siempre envolvía aquella casa. Cuando era niño, solía entrar a ella con mis amigos. Fue allí donde nos topamos con un extraterrestre por primera vez.

Ahora, con 52 años, cada adoquín de esa calle, cada esquina de mi barrio, cada recuerdo, fluye como un río desbordado, mezclando la alegría y la nostalgia.
Los recuerdos de lo que pasó comienzan en esa casa. Quizas por eso volví, para ver si fue verdad. Nadie nos creyó en ese momento. Un mes después, todos nos creyeron.
Empujé la puerta de la casa. La bisagra rechinó en protesta por el abandono, entré. Caminé por la casa, cada paso hacía crujir el antiguo suelo de madera. En cada rincón de la casa, escuchaba los ecos de mis amigos.
Subí por las escaleras, el polvo bailaba en los rayos de luz que se colaban por las ventanas rotas. Ya en el primer piso, busqué por todos lados una muestra de lo que fue. Finalmente, en un armario escondido las vi: tres grandes cajas. Las agarré una a una, y las llevé al cuarto mayor. Las abrí con cuidado. 

“Esas tres cajas abandonadas tenian los recuerdos del año 1979. El año que vinieron y fuimos felices.”

Dentro, una colección de fotografías. Cada una de ellas un pedazo de historia, un fragmento congelado en el tiempo. Esa época, que muchos prefierieron olvidar, estaba allí, frente a mí, resurgiendo como fantasmas del pasado.

Es hora de compartir el contenido de las tres cajas. Es hora de desenterrar aquel episodio olvidado.
Ahora, todos podremos reconstruir y recordar lo que realmente sucedió en aquel lejano 1979.

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